viernes, 8 de febrero de 2008

el cielo ganado

Esta noche he podido corroborar una de mis teorías sobre el cine. Esta noche había teatro, por fin, en este bendito poblacho. El mejor sitio para conocer mi opinión sobre la obra será la crítica que aparecerá a mediados de febrero en La Voz de Alcalá, porque lo que me apetece contar ahora es que, y voy directo al meollo de la teoría confirmada, los actores son unos tíos estupendos. Un guionista no vale nada sin actores, vale menos que el papel donde ha escrito el texto. Y un texto no vale nada sin que alguien lo lea y lo exprese oralmente. Los actores tienen la habilidad, muchos el talento, de hacernos creer que están locos, que son homosexuales, que están perdidamente enamorados de un gato o que llevan en su cuerpo un detonador termal. Los actores hacen que las palabras, uniformes y frías, monótonas e insípidas en la hoja de papel, tomen formas, se muevan delante de nuestros ojos como un espectáculo de insectos. Lo que pensabas que sonaría verde con tonos grises estalla en tus oídos con unas trazas rojizas y un borde azulado que no esperabas ni sabías que estuviera ahí. Un guionista, que ya de por sí vale bien poco, es mucho menos si sus palabras se quedan en el blanco y negro de la página sin que nadie venga a soplar hasta hacerles cosquillas. Y por otra parte, hay que hacer personajes, no caricaturas, y esto es trabajo del guionista y del actor. Una prueba es Iñaki Miramón esta noche.
La imagen que adjunto es la de Alicia Martínez, que participa en "Gorda", la obra de esta noche. Así no se puede saber si es tan estupenda como digo, pero guapa... un rato.


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