viernes, 30 de mayo de 2008

Casual day, de Max Lemcke


Coque, el más inteligente y guapo de los que conformamos esta secta cinematográfica que es Cineclub, estará encantado de saber que uno de los guionistas de Casual day, Pablo Remón, estudió en la Ecam. Datos anecdóticos aparte, Casual day es una película de la que, no sé por qué ni cómo, tenía la impresión de que era una de esas comedias españolas con sobrepoblación de caras conocidas. Pero no. Es un estudio, a veces demoledor, sobre el mundo laboral y las relaciones de poder y dependencia que se establecen en el microcosmos de una empresa. Sobria, oscura y quizá con demasiados primeros planos, la película se sostiene a duras penas sobre una estructura de tramas, o más bien, situaciones, de cada uno de los personajes principales. Creo que el prólogo, con una inesperadamente guapísima Marta Etura, es un error táctico, pues se establece un argumento que luego se queda en excusa conflictiva para los personajes de Juan Diego, que más o menos hace de Juan Diego, como últimamente en todas sus películas y series, y Javier Ríos, a la sazón Rui (ya me copiaron el nombre, maldición). Debería destacar que, y esto me congratula pues cada vez es algo más común, los diálogos no dan vergüenza ajena y las interpretaciones son aceptables. Y sobre todo, una preciosa escena final, un estupendo amanecer en los montes vascuences, cuya iluminación recuerda al blanco y negro del expresionismo alemán. Por lo demás, Casual day habría podido ser un estupendo cortometraje de 15 minutitos y todos estaríamos contentos.

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