miércoles, 18 de junio de 2008

Andalucía, de Alain Gomis



Después de su paso por el Festival de Cine de Sevilla, la película se estrena en los cines comerciales. Básicamente en el Avenida. Como Batalla en el cielo, Andalucía es una historia contada exclusivamente desde un punto de vista, y he aquí una de las razones por la que recomiendo darle una oportunidad. Aparte de alguna "licencia tramposa", del todo venial, que se toma el director, la historia de Yacine, al que, al contrario de lo que dice la sinopsis proporcionada por las distribuidoras, Andalucía le tiene sin cuidado, de hecho ni se menciona ni se alude, está contada con austeridad y a veces, y esto es lo memorable, con extrañamiento poético; véase por ejemplo cómo empieza y termina la relación con la trapecista chilena, la secuencia final, y me refiero a la sucesión de escenas que conforman la conclusión "espiritual" de la película y muchas más. Andalucía es deudora, como diría Gonzalo, compañero francófilo en la Ecam, de la Nouvelle Vague, especialmente de Godard y su Á bout de souffle (Al final de la escapada) con "tropezones" de Baisers volés (Besos robados) de Truffaut (imposible no acordarse en un momento determinado de Jean Pierre Léaud ante el espejo repitiendo "Christine Darbon"). Para rematar este ataque de pedantería no me queda más remedio que ofrecer al mundo mi opinión sobre la razón por la que Andalucía es el título de tan estimulante historia; tiene que ver con uno de los temas de la película, la identidad de Yacine, segunda generación de emigrante magrebí situado en la encrucijada cultural de un país occidental y un legado musulmán. Andalucía es por tanto, desde su perspectiva, el "paraíso perdido", el sitio donde, finalmente, encuentra la paz que nunca ha tenido ni consigo ni con el mundo.

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