miércoles, 25 de febrero de 2009

El curioso caso de Benjamin Button, de David Fincher


Basada en un cuento corto de Scott Fitzgerald, en esa longitud debió quedarse esta plúmbea biografía insustancial y desperdiciada. Resulta que es a partir de que Pitt se vuelve adolescente (con más verosimilitud estética que Redford en El mejor), en realidad cuando vuelve a la niñez donde la película se hace interesante, donde parece que se va a extraer el sabroso jugo que sin duda tiene la idea motriz, de ahí que el formato de cortometraje le hubiese venido como anillo al dedo. Y es que los cortos son para expresar y desarrollar ideas y los largos para las peripecias, y El curioso caso de Benjamin Button es una idea, una observación sobre el paso del tiempo, la identidad y la longitud y significación de la vida. Sin embargo Fincher (y/o Roth) se extiende en las experiencias vitales de Button, nada relevantes ni originales, regodeándose incluso en una escena en plan "efecto mariposa" que ensucia el tono general. Lo mejor de la película es la frase "¿te he contado que me ha caído un rayo siete veces?", un hallazgo de guión al que no se le saca ningún partido argumental, estructural o metafórico. Y no, señor González-Berbel, director y guionista de El hombre de arena, lo que usted hace no lo hace todo el mundo, aquí tiene usted un ejemplo impecable, desde el punto de vista de la planificación y la estructura, de cómo se desarrolla una historia con un único punto de vista.

2 comentarios:

  1. Es una historieta larga con musiquita.

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  2. Si, pero tiene un principio bueno y un final, para mí, mejor... aunque el medio sea un poco tocho

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