domingo, 19 de abril de 2009



De Vigalondo sólo he visto dos o tres cortos, incluyendo este, y ninguno me ha decepcionado, todo lo contrario. Este además me gusta y me parece una de esas pequeñas piezas que, a los que tenemos ínfulas, nos coge por la solapa del miserable traje de apatía (con el que tan cómodo me siento) y nos da una lección sobre lo que debe ser un cortometraje.

1 comentario:

  1. Si señor.

    Como usted dice... eso es un corto. Es fresco, cuenta una historia y lo más importante: es corto.

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