viernes, 3 de abril de 2009

Lejos de la tierra quemada, de Guillermo Arriaga


Una vez consumado el divorcio de Iñárritu, la condición mediocre de ambos creadores cuando estaban juntos no aumenta ni decrece ahora que están separados, se mantiene intacta. Anodino y contumaz en la estructura de vaivén, este primer largometraje de Arriaga sólo nos depara como buena nueva el lucimiento del cuerpo de la Theron. Y es que, una vez el espectador es informado, hacia la mitad de la película, de que la historia transcurre en dos tiempos, a saber, cuando el personaje de la Theron es adolescente y cuando es adulta, y que la responsable de la muerte de Kim Bassinger es la propia Theron (adolescente), lo que queda no es más que una procesión (je...) hacia la redención de Mariana y el reencuentro con su hija, fruto de su relación con el hijo de Almeida, beneficiario carnal a su vez de las calores post-menstruales de la Bassinger... todo un culebrón, oiga. Para colmo, Arriaga culmina el cuento con un montaje retrospectivo por el que cualquier alumno de cine sería expulsado de su escuela, pongamos la Ecam... ay, mein Ecam... (de nada, Coque).

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