miércoles, 15 de abril de 2009

Los abrazos rotos, de Pedro Almodóvar


...O de cómo hace mucho tiempo que Almodóvar no tiene nada que ofrecer (si alguna vez tuvo algo). ¿Es Almodóvar un cineasta? A juzgar por la chapuza aburrida de Los abrazos rotos la respuesta es no. Y es que Almodóvar no parece saber muy bien cómo se escribe un guión, y tampoco parece que nadie se atreva a decírselo (por cierto, Pedro, el concepto "final" es intrínseco al término "epílogo"). La estructura de Los abrazos rotos es una sucesión de flash backs que conforma un armatoste tedioso, ininteligible algunas veces y sobre-explicado muchas más. Almodóvar hace hablar a sus personajes con frases hechas, manoseadas, tópicas, carentes de significado o energía narrativa, eso sí, informativos son un rato, como un telediario. Almodóvar tampoco se da cuenta de que el punto de vista de un flash back es único e intransferible, por lo que difícilmente pueda aceptarse que sean varios personajes los que construyen el recuerdo de uno. Almódovar olvida además que cada personaje tiene un nivel de conocimiento parcial de la historia, es decir, no son omniscientes como el dueño y señor del guión, pero a conveniencia, les dota de un entendimiento extraordinario para componer (forzar) el desarrollo del melodrama. Almodóvar inserta planos, escenas y secuencias con un alegre y azaroso desorden que destruye el tono de la película, pero con astucia, culmina este penoso cuento obsequiando a sus seguidores más "petarderos" con una escenita a lo Mujeres al borde de un ataque de nervios protagonizada oportunamente por Carmen "Aída" Machi, de forma que la impresión final del espectador sea satisfactoria y se ovide de 120 minutos de culebrón apático, indiferente y soporífero.

1 comentario: