jueves, 4 de junio de 2009

Fuga de cerebros, de Fernando González Molina


Que sí... excremento audiovisual y todo eso que no hay más remedio que decir de esta chorrada televisiva (por cierto, hay una película argentina homónima), pero la cuestión importante es que, independientemente del dinero que haya costado, de la debilidad industrial del cine patrio, de las artimañas publicitarias de los productores, hay un director (cuyas referencias se limitan a varios capítulos de Los hombres de Paco) y "dos guionistas dos" con el mismo currículo que el anterior (al menos Velázquez ha hecho un corto) y ninguno ha demostrado tener, no sólo vergüenza al firmar este guión, sino el más mínimo talento, qué digo talento, sentido común al cortar las escenas donde hay que cortarlas, dirigir a los actores (¿?) como hay que dirigirlos, escribir una escena inteligible o verosímil o coherente o, en fin, algo de honestidad hacia el espectador... algo que los distinga de un niñato tedioso que juega con una cámara. Tal como están las cosas uno ya no espera caviar en la pantalla, ni siquiera un filetito de ternera bien hecho, pero tampoco es aceptable que en el menú sólo encuentres estiércol.

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