domingo, 23 de agosto de 2009

Harry Potter y el misterio del príncipe, de David Yates, y Pequeños invasores, de John Schultz


La antepenúltima de la saga (la última se divide en dos módicos plazos que nos torturarán consecutivamente) es un tostón vergonzoso que explota un argumento ya agotado hace mucho tiempo. Al inverosímil y plúmbeo cariz que ha tomado la historia del mago gafotas se añaden, para contribuir al lastre narrativo, las ínfulas románticas del niñato, cuya mejor interpretación la ofreció en su aparición en la imprescindible serie Extras.


Al contrario que la anterior, que junto a su protagonista perdió la etiqueta de "infantil" hacia la tercera parte, esta tontuna titulada originalmente Alienígenas en el ático es una de esas hamburguesas audiovisuales pueril como ella sola, por lo que me ahorro cualquier comentario, entre otras cosas porque me niego a reconocer esta cosa (y la anterior) como cine.

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