martes, 5 de enero de 2010

Avatar, de James Cameron


Como ya he visto Bailando con lobos no me ha interesado la trama; como ya he visto Parque jurásico no me ha impresionado la recreación de bichitos y maquinitas; como ya he visto Dune no me ha estimulado el argumento ecologista (que solapa el sesgo de moral puritana de los naví) y, como ya he visto La guerra de las galaxias, me ha aburrido la idea de una "fuerza" como nexo cósmico. Que todo es nuevo y extraño en el sicodélico planeta Pandora es la causa principal, presumo, del interés y el entretenimiento que genera esta apabullante exhibición de formas y colores. El zafio y barato recurso narrativo de la voz en off, la traición del punto de vista (como en Titanic), la socorrida aplicación de la plantilla clásica de las películas de aventuras, el convencionalismo formal y el cariz explícito -por no decir que es como un prospecto- del guión deben ser esos detalles que han convertido a este impecable producto comercial en la "reinvención" del cine, según reza la profusa publicidad que le ha acompañado. Encima habrá que darle las gracias a Cameron.

1 comentario:

  1. el 18 la veo en el imax con las gafitas incluidas, en Waterloo, jajaja

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