miércoles, 6 de enero de 2010

Lluvia de albóndigas, de Phil Lord y Chris Miller


Demasiado lejos del cuidadoso acabado de Pixar y demasiado cerca del pueril sentimentalismo de Disney (los niños, por cierto, se aburren hasta la extenuación) se queda por tanto en una caricaturesca y desmadrada historia en todos los sentidos en la que lo mejor es el chiste acerca del nombre del aparato que hace llover comida. Lo peor, sin lugar a dudas, que un rayo no haya partido al Flipy ese y al babuino que tuvo la idea de encargarle el doblaje.

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