viernes, 26 de febrero de 2010

los estrenos de la semana

Al límite
An education
Daybreakers
The lovely bones
Un profeta

Es raro que a la cartelera sevillana no haya llegado Arena, acaso en otra ocasión. Mientras tanto, un poco de humor a costa del tedioso Tarantino.

En tierra hostil, de Kathryn Bigelow


Panfleto a mayor gloria del todopoderoso ejército estadounidense, poco se puede extraer de esta repetitiva e interminable historia sobre un soldado que, coherente con su vocación, es un adicto al peligro. Lo mejor, siendo tan generoso como caprichoso, es el combate de francotiradores en una cinta diseñada para enardecer ánimos bélicos.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Up in the air, de Jason Reitman


Acaso en el momento en que el personaje de Clooney aterriza en la tierra firme de los problemas familiares es cuando la película, traicionando su propia energía argumental, decae, pero en realidad es que un personaje como el viajero no merece más detenimiento que el de un portentoso cortometraje en el que se despache a gusto el guionista.

viernes, 19 de febrero de 2010

los estrenos de la semana

Amores locos
Arthur y la venganza de Maltazard
El solista
I'm not there
Percy Jackson y el ladrón del rayo
Shutter island

Aunque a estas alturas ya se nos ha olvidado que, con honrosas excepciones, las peores películas, los peores guionistas y el peor director del cine español han obtenido premio en los Goya, nuestra obligación es informar de los hechos, así pues...

miércoles, 17 de febrero de 2010

Invictus, de Clint Eastwood


Eastwood, de caligrafía torpe, sintaxis tramposa, vocabulario cortito y sentido poético nulo, se muestra ahora además desanimado y chapucero. No hay más que echar un ojo a la interminable escena en el despacho de los agentes de seguridad de "Madiba" para darse cuenta de la incompetencia del director en cuestiones de puesta en escena. Casi diríase que Eastwood, acartonado y avejentado, ha delegado en su segunda unidad para rodar completamente la historia, de tan miserable aspecto que tiene, pero no, en efecto es el propio Eastwood el que firma cada uno de los planos profundizando en esa indecente y decadente carrera que iniciara con aquel montón de excremento cinematográfico que es Mystic river. Irrelevante es por tanto la imagen populista y autocrática de Mandela que refleja la película y el tedioso ritmo de un documento que, lejos de ser ficción, se queda en relato cronológico de un mundial de rugby. Por cierto, ni siquiera Eastwood (el "maestro" Eastwood, ese que rodaba películas con orangutanes) sabe dotar de elegancia, energía o potencia estética el rodaje de las acciones deportivas, cuestión visual que parece resistirse al general de los cineastas contemporáneos, especialmente los patrios, que rehúyen de forma vergonzosa la narración definitiva de una buena historia de fútbol.

miércoles, 10 de febrero de 2010

La herencia Valdemar, de José Luis Alemán


Alemán, director y guionista, carece de conocimientos cinematográficos, lo que le incapacita para: construir la estructura de un guión, elaborar diálogos, definir personajes, desarrollar la narración visual de una escena de forma coherente e inteligible, dirigir a los actores sin degradar su profesionalidad o ponerlos en ridículo haciéndoles parecer aficionados y plantear la puesta en escena de forma que no resulte un espectáculo bochornoso. Se añade el agravante del engaño y estafa que supone presentar como pieza completa una parte de la misma.

domingo, 7 de febrero de 2010

Sherlock Holmes, de Guy Ritchie


Ritchie, nada sutil, ha convertido a Holmes en un mamporrero, despojando al personaje de su esencia y característica principal; una poderosa inteligencia deductiva que los guionistas degradan y desprecian empujando al personaje a la resolución del enigma de la historia por medio de una alucinación, un deus ex machina de origen narcótico inverosímil pero propio de un estilo narrativo que ha proporcionado a los creadores cinematográficos contemporáneos un mullido (además de barato y mediocre) recurso. El proceso de investigación, eso que a los lectores de Conan Doyle les cautiva por el sagaz ingenio del detective, se desarrolla aquí torpe, confusa y grotescamente a golpe (nunca mejor dicho) de escenitas de acción y humor cochambroso, mientras que el contrincante de Holmes es un malvado hilarante cuyo ingenio está a la altura, dadas las circunstancias, de un monigote de videojuego. El hórrido conjunto se cierra con varias pifias estructurales, algún personaje inútil y la bochornosa incapacidad de los guionistas de explicar con algo de ingenio cómo y por qué suceden las cosas.

miércoles, 3 de febrero de 2010

¿Qué fue de los Morgan?, de Marc Lawrence


Este es uno de esos productos manufacturados en cadenas de montaje hollywoodienses cuyo mayor interés, réplica aquí y gesto allá aparte, además de comprobar lo viejuno que está el Grant y que la Parker provoca menos náuseas que otras veces, es el debate que genera una teoría personal sobre la exclusión del cine de comedia del arte cinematográfico. Por lo demás, unas palomitas y hasta se pasa el rato a gusto.