viernes, 12 de marzo de 2010

Un hombre soltero, de Tom Ford


Tom Ford dio alguna puntada en el departamento de vestuario de Quantum of solace. Debió gustarle el asunto y decidió convertirse en director de cine, y para demostrar su recién descubierto talento colgó el ganchillo y se ha marcado una película de bonitos primeros planos, niños guapos (y pijos) y un sesudo estudio del color en relación al estado de ánimo del personaje principal, una cosa que le ha quedado muy cuchi. A esta película poco hay que reprocharle en el aspecto formal aparte de la patada en la boca (de la estructura) que es el embutido de la escena con el modelito español (acaso un capricho lujurioso del director) y cierto tufo almodovariano, a lo que añadiría, si se me permite ser frívolo, que estaría muy bien que alguna vez hicieran una película sobre un homosexual que no sea ni culto, ni sibarita, ni bien vestido, ni tan pejiguera como el Colin Firth (actor impecable, por otra parte), alguien que interpretase, un poner, un buen Steve Buscemi o un Danny Devito. Por lo demás, bored bored bored single man.

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