miércoles, 28 de abril de 2010

Ciudad de vida y muerte, de Lu Chuan


Por una vez, los nazis son los buenos -o al menos inocentes-, y no sólo eso, sino que, además, el "programa de atrocidades" de los japoneses aplicado en Nanking rebaja los actos de las SS a meras travesuras, además de tropezarnos con la tesis del director de que, por lo que cuenta, los japoneses invadieron China para desahogar un ardor viril incontenible. Con esta anécdota ya diríamos bastante de esta tediosa, dispersa, pedante e hilarante memez china en la que el clembuterol sentimentalista fluye en riadas desbordantes, paralizando las acciones para conseguir "momentos emotivos" o fotografías impresionistas -ambos de un convencionalismo que apesta- o para recrearse hasta la náusea cinematográfica en primerísimos planos que detienen las agujas del reloj y hasta las hacen retroceder, por no mencionar la inexistencia de personajes contra la abundancia de clichés, la debilidad del guión o la vulgaridad de unos diálogos cuyo doblaje ridiculiza a los actores -chinos, japoneses y occidentales- y los denigra haciéndoles parecer sordos, estúpidos o gilipollas.

1 comentario: