miércoles, 2 de junio de 2010

Que se mueran los feos, de Nacho G. Velilla


Al menos se ha conseguido que los diálogos no den vergüenza ajena, ahora sólo falta construir historias independientes de las convenciones del cine comercial estadounidense, es decir, dejar a un lado esos mohínes atribulados por el "ay que no me quiere nadie, buah buah" propio de las películas de Disney más rancias y soplar en el ánima de los personajes un poco de energía y algo de sinceridad creativa.

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