martes, 30 de noviembre de 2010


El próximo jueves se llevará a cabo una proyección más de la habitual Selección de cortometrajes en los Cines Avenida. Los espectadores tendrán el privilegio de participar de los siguientes eventos pioneros en nuestra ciudad que se desarrollarán en dos sesiones comerciales:
20:30 Los directores y actores de los cortometrajes recibirán a su público en persona y comentarán la sesión con todos los asistentes.
22:10 Por primera vez en Sevilla, se podrá asistir a un distendido coloquio con los Nuevos Talentos del Cine Español. Unas charlas en las que los asistentes podrán conocer motivaciones e inquietudes de los nuevos artistas.
Este evento persigue el objetivo de enseñar a ver cine inteligente. Con él, los creadores podrán conocer de primera mano las opiniones de su público y los asistentes podrán charlar con los realizadores que actualmente tienen mayor proyección cinematográfica dentro y fuera de nuestro país.
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Asistentes
Joaquín Asencio (Director de Hombres de paja)
Carla Guimaraes (Directora y guionista de Hendaya: cuando Adolfo encontró a Paco)
Pepe Macías (Cómico; actor y director)
Íñigo Núñez (Actor. Interpreta a Hitler en Hendaya: cuando Adolfo encontró a Paco)
Víctor Pedreira (Actor y director de Duelo)

sábado, 27 de noviembre de 2010

Copia certificada, de Abbas Kiarostami


Con la indecencia propia de ciertos "autores", Kiarostami, un tahúr, construye una película a partir de una añagaza que termina por derrumbarse para rebelar un aburrido y vergonzoso desfile de clichés del más rancio corte. El fraude del que es víctima el espectador, gracias a un guión vergonzoso, merecería ser denunciado en un juzgado de guardia con el objeto de retirar de la circulación a bultos sospechosos de la ralea de este prestigioso incompetente, alegando además la caradura que destila el título de la película. Yo soy Rossellini y le parto la cara al iraní este.

viernes, 26 de noviembre de 2010

los estrenos de la semana

Chloe
Entrelobos
Ladrones
Las aventuras de Don Quijote
Poesía
Skyline
Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas

Una entrañable imagen de Claude Jade (Christine Darbon, Christine Darbon, Christine Darbon...), Truffaut, y su alter ego, Jean-Pierre Léaud, durante el rodaje de, me atrevo a adivinar, Besos robados.

martes, 23 de noviembre de 2010


Como en los viejos tiempos, vuelvo a engañar al tedio con interminables sesiones en el espacio cibernético. Hoy, por ejemplo, me he encontrado con una impresionante fotografía de Marina Vlady (a la derecha de la imagen) y me he acordado de Léa Seydoux. Las dos tienen en común haber protagonizado una versión de La princesa de Cleves -con cuarentayocho años de diferencia, ahí es nada-, y por lo que se ve, el director de la más reciente, La belle personne, no podía dejar de pensar en la más antigua. La reflexión cinematográfica subsiguiente emite dos afirmaciones: los cineastas franceses (de cualquier época) tienen un gusto exquisito y los cineastas actuales (de cualquier parte del mundo) no tienen ideas nuevas.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Los ojos de Julia, de Guillem Morales


En este desaguisado por momentos hilarante hay que reconocer un gesto del director de honestidad cinematográfica y coherencia con el punto de vista cuando, una vez la Rueda pierde la visión, no se le ve la cara a nadie, lo que lleva a algún que otro contorsionismo óptico. Tenemos a un asesino cuyas razones para cometer sus actos no es que sean ambiguas, oscuras o secretas; simplemente no tienen justificación desde el punto de vista narrativo y es más pesado que una vaca en brazos, apareciendo en todos lados como si dispusiera del don de la ubicuidad, pero no para hacer algo que tenga sustancia o sentido sino, simplemente, para forzar el susto. Y tenemos a esta rubita simpática para un concurso de la tele que sufre lo que no está escrito... pues, de estar escrito (bien, quiero decir) la cosa sería distinta, como mínimo, interesante.

cortometraje de la semana


Acabo de encontrar este corto surrealista de mis compañeros y amigos de la Escuela, Pablo Aramendi y Luis Gamboa, excepcionales guionistas y distinguidos gamberros.

sábado, 20 de noviembre de 2010

La red social, de David Fincher


Rugosa en la compresión y redundante en su estructura, esta interminable crónica judicial sobre el creador de Facebook no tiene mayor interés cinematográfico. Acaso por eso, Fincher se desahoga y se permite el capricho de la escena de la regata, aplicando el efecto fotográfico de moda: la miniaturización (Tilt-shift). No obstante, puesto que se nos informa del valor de la empresa en sí, unos 25 mil millones de dólares, las preguntas vienen solas. Conociendo que Facebook ni produce tortas de aceite ni lavadoras, ¿cómo puede alcanzar ese valor? La respuesta la tienen los servicios secretos y de inteligencia... por supuesto.

viernes, 19 de noviembre de 2010

los estrenos de la semana

18 comidas
Cyrus
Flamenco, flamenco
Harry Potter y las reliquias de la muerte
La bella y la bestia 3D
Planes para mañana
The way

El universo (nunca mejor dicho) de La guerra de las galaxias es muy socorrido para esta sección ilustrativa de los estrenos. He aquí pues una imagen más del rodaje de alguna película de la mejor trilogía jamás filmada. Uno no puede evitar un pensamiento nostálgico al observar la sonrisa incontenible y luminosa de Carrie Fisher. Y es que las películas están ahí para recordarnos la rapidez con la que la juventud se aleja de nosotros.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Rumores y mentiras, de Will Gluck


Sostenida por el dibujo enérgico y divertido de la relación entre la protagonista (Emma Stone, en la imagen) y sus padres, el uso socarrón de la novela de Hawthorne La letra escarlata (de ahí la letra A roja del vestido) y sobre todo, la autoconciencia que el guionista procura al guión, expresada por medio de las múltiples referencias cinéfilas, conforman una comedia simpática, quién lo diría, que no hace daño a los ojos y mucho menos a los oídos, sino todo lo contrario. Ignórese alguna inoportuna licencia con el punto de vista y dos detalles menores y nos encontraremos con una de esas películas a disfrutar en dvd, por supuesto, en versión original para escarnio de unos individuos, los impostores del doblaje, que cada día se ganan con mayor ahínco un juicio sumario y fusilamiento al amanecer por chapuceros, bestias histéricas y sinvergüenzas.

domingo, 14 de noviembre de 2010

los estrenos de la semana

Aita
Bon appétit
Cruzando el límite
Imparable
Los otros dos
Scott Pilgrim contra el mundo
Tamara Drewe

Cineclub gay, sección disidente, se prepara ya para afrontar otra convocatoria cinematográfica, en este caso el FICLGA.

Sevilla Festival de Cine Europeo

Concluye este séptimo Sevilla Festival de Cine Europeo con más pena que gloria y repleto de películas inoportunas, cuando no impropias de una convocatoria que no parece consolidar una línea editorial consistente.


Carmen Maura durante la presentación de Chicas.

Superproducciones y preestrenos no deberían acumularse en la programación de una muestra cuyo objetivo último es, precisamente, enseñar a un público anestesiado con el cloroformo del cine comercial estadounidense la existencia de cinematografías, historias y personajes distintos a los acostumbrados.


Sofia Georgovassili y Vardis Marinakis, protagonista y director, respectivamente, de Campo negro.

Sin embargo, la pobreza de la sección oficial, de la que sólo se pueden destacar Campo negro, Almas silenciosas o Tender son, viene determinada por piezas mediocres como Flamenco flamenco (todo sea por el tópico -y su correspondiente subvención-) o películas cuyo estreno es inmediato, y cuya selección, en la inmensa mayoría, desmiente y ensucia esa idea de distinción que desde los estamentos oficiales de la cultura se quiere aplicar al cine europeo.


Antonio Banderas, premio RTVA

Resulta curioso, cuando no preocupante, que industrias casi insignificantes en el continente europeo como la estonia con La tentación de San Toni, la griega con Campo negro o la húngara con Tender son hayan proporcionado las únicas satisfacciones cinematográficas de este festival.
Acaso sea el cine en sí como medio de comunicación, es decir, como lenguaje, el que está en crisis y sus autores no sepan ya qué decir o cómo decirlo.
En cualquier caso, esta edición se cierra con el siguiente palmarés:

Giraldillo de oro
Son of Babylon, de Mohamed Al-Daradji

Giraldillo de plata
Campo negro, de Vardis Marinakis

Premio especial del jurado
Tender Son - The Frankenstein Project, de Kornél Mundruczó
Mención especial para Joy, de Mijke de Jong y Naufragio, de Pedro Aguilera

Premio a la mejor dirección
Susanne Bier por En un mundo mejor

Premio al mejor guión
Susanne Bier y Anders Thomas Jensen por En un mundo mejor

Premio a la mejor actriz
Samira Maas por Joy y Sofia Georgovassili por Campo negro

Premio al mejor actor
Rhys Ifans por Mr. Nice

Giraldillo de oro a la mejor película documental
Último capítulo: adiós Nicaragua, de Peter Torbiörnsson
Mención especial a Farewell, de Ditteke Mensink

Premio Eurimages
La primera línea, de Renato de María

Gran premio del público
Tamara Drewe, de Stephen Frears

Premio a la mejor dirección de primer largometraje (sección First Films First)
Gigola, de Laure Charpentier

Premio jurado Campus
Son of Babylon

Premio ASECAN (Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía)
Almas silenciosas, de Aleksei Fedorchenko
Mención especial para Naufragio, de Pedro Aguilera

viernes, 12 de noviembre de 2010

Sevilla Festival de Cine Europeo


Última jornada del festival. Essential killing, de Jerzy Skolimovski, es una tediosa y hueca historia de guión tramposo sobre un fugitivo interpretado por Vincent Gallo.


Ganar ganar, de Jaap van Heusden, pone en evidencia a sus compañeras de sección al tratarse de una película holandesa bien contada y con un planteamiento adulto. Con unos primeros minutos arrolladores, pronto se ve inmersa en una estructura algo pesada que persigue la explicación de su argumento, enredándose en la bajada a los infiernos de un agente de bolsa otrora risueño, para resolverse de forma convencional.


La llamada, de Stefano Pasetto, no deja de ser uno de esos telefilmes vespertinos sobre personajes enfermos y agobiados. Anodina y previsible, tiene bonitas imágenes de las ballenas jorobadas de la Patagonia.


Nos despedimos del festival con Shahada, de Burhan Qurbani, una historia coral de inmigrantes musulmanes al estilo de las películas de Fatih Akin. Lo más interesante sin duda es el estudio que del Corán se hace a través de los personajes, más o menos practicantes de su religión, y de cómo unas circunstacias personales pueden provocar el fanatismo.

Sevilla Festival de Cine Europeo


Y tuvo que ser el penúltimo día, un viernes a las nueve de la mañana, cuando el festival nos dejara con la boca abierta y por fin sonrientes. Almas silenciosas, de Aleksei Fedorchenko, es de lejos lo mejor de este festival y seguramente lo mejor del año; una sencilla historia de amor atravesada por la nostalgia de las tradiciones perdidas y un halo existencial de dolorosa profundidad. Austera y precisa en la narración, hermosa por momentos, la película de Fedorchenko avergüenza con escenas llenas de matices, sustancias y materias que colman los ojos del espectador a esos directores con ínfulas, amantes de la impostura y la pedantería fotográfica.


Inmediatamente después tuvimos que volver a la realidad. La feliz ama de casa, de Antoinette Beumer, es la nosecuántas bobada que este festival nos ha colado por la escuadra. Si el cine holandés es esto el cine español está de enhorabuena porque, al menos, sabemos que no somos los peores.


Mijke de Jong, directora de Joy, reincide y se empecina en el primer plano como único recurso narrativo, tal como ocurriera en la infame La hermana de Katia, presentada hace dos años en este festival. Algo más sobria y sustanciosa que aquella, nos quedamos con un personaje rabioso, celoso y confundido, perfectamente interpretado por Samira Maas (en la imagen), al que seguimos en la búsqueda de su madre biológica en una historia que sufre algún que otro desmayo estructural y se ve con cierto desánimo.


No podía faltar la película turca en el festival. Mayoría, de Seren Yüce, nos presenta la vida de un muchacho algo simplón y la presión que su estricto padre ejerce sobre él. Con un tempo cansino pero constante, la historia avanza sin aburrir demasiado, lo que es de agradecer. Hay dos cuestiones extracinematográficas que considerar. La primera es inmediata: si los turcos entran en la Unión Europea, yo me salgo de ella, y la segunda es que la censura ataca de nuevo, pues los subtítulos convierten en gitano lo que en la película es kurdo, haciendo incomprensible e incoherente el discurso nacionalista del padre al conocer la relación de su hijo con una muchacha de esta etnia.


No hay que detenerse un sólo minuto en esta vergonzosa estupidez titulada El amor lo es todo, de Joram Lürsen, salvo para repetir la explicación que dio su director acerca de un detalle tradicional holandés, como es la naturaleza española de Sinter Klaas, el Papá Noel de aquellos lares, que llega a los Países Bajos en un barco de vapor y amenaza a los niños que se han portado mal no con carbón sino con la deportación a nuestro país.


Fuera de programa, nos acercamos con curiosidad a ver esta versión del clásico de cine de terror. Este Drácula español, rodado con actores hispanoparlantes (mejicanos en su mayoría), es malo de solemnidad, especialmente por culpa de un director empeñado en hacer unos insertos de primeros planos que provocaron la hilaridad de la sala y por una estructura sobrecargada de escenas inútiles.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Sevilla Festival de Cine Europeo


Mamma Gogó, de Fridrik Thor Fridriksson, es una simpática comedia islandesa con comentarios ingeniosos acerca del cine que pronto deriva hacia un sentimentalismo convencional cuando la protagonista sufre los primeros síntomas del Alzheimer, perdiendo mucho del interés despertado en los primeros minutos.


La chica eslovena, de Damjan Kozole, vuelve sobre el asunto de la prostitución con la peripecia de una estudiante que saca provecho de sus aptitudes físicas para costearse la universidad. Aunque el dibujo de la protagonista está perfectamente delineado, la película languidece apenas nos anticipamos a lo que, en efecto, termina siendo una historia previsible, tediosa y hueca.


La tormenta, de Ben Sombogaart, es una más de las muchas tonterías holandesas que el festival nos ha colado bajo el humorístico epígrafe de "Wild tulips" (tulipanes silvestres o salvajes, que ya hay que tener la cara dura para tal ironía). Superproducción sobre una inundación en los años 50 que no contiene el más mínimo interés cinematográfico.


Hemos tenido que esperar al final del festival para encontrarnos con una película con el suficiente estímulo estético y artístico como para olvidarnos del tedio y el desánimo -por un momento-. La tentación de San Toni, de Veiko Ounpuu, tiene los mejores primeros quince o veinte minutos de lo que hemos visto hasta ahora. Cierto es que conforme avanza y se acumulan las referencias literarias y cinéfilas, el simbolismo y las metáforas se amontonan en una masa confusa y acaso ininteligible, de la que sobresalen sin embargo poderosos destellos de poesía visual. Es una de esas rarezas inclasificables que si bien admiten difícilmente un segundo visionado, dejan una primera impresión indeleble.

martes, 9 de noviembre de 2010

Sevilla Festival de Cine Europeo


Campo negro, de Vardis Marinakis, versa sobre un hermafrodita enclaustrado en un convento al que la llegada de un jenízaro dispara sus ya de por sí revolucionadas hormonas. Contada con un estilo del que Tarkovski se sentiría orgulloso, contiene algún plano precioso y poco más, pero al menos se destaca con una historia original y por momentos intensa.


Nada de original tiene la muy convencional y cómplice En un mundo mejor, de Susanne Bier, que con maneras lejanas al Dogma y cercanas, por no decir vendidas, al más puro estilo Hollywood nos cuela una sentimental historia sobre niñatos cabreados y padres descolocados, con el cebo "humanitario" del sufrimiento africano. Para un sábado por la tarde en Telecinco.


Porque el domingo se puede uno amodorrar con Los diarios de Poll, de Chris Kraus, uno de esos innumerables tochos históricos, impecablemente facturados, inmaculadamente sosos, que siempre terminan despreciando lo poco interesante que les alumbra, en este caso, un histriónico profesor alemán en las vísperas de la Primera Guerra Mundial y su sensible hija, que dará refugio a un anarquista estonio.


Tender son-The Frankenstein project, de Kornél Mundruczó. Versión particular, curiosa, algo truculenta y finalmente tediosa de Frankenstein que ha estado a punto de llenarme de un entusiasmo que, por desgracia, ha sido precipitado. Y es que, de sopetón, llega una poderosa y monumental escena que podríamos denominar como la "de la lavadora", cuyo esplendor narrativo puede sentar precedente en el manoseado género de terror. Hay a continuación una escena, "la de los melocotones", que respira el mismo aliento, alto y fuerte, pero el material narrativo se agota en seguida y una planificación de huecos e interminables planos sobrecargan la estructura de forma que se hunde irremediablemente, aniquilando una película que podría haber sido enorme.
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Y hablando de cine de género, el festival vuelve a jugárnosla con una memez despreciable. Two eyes staring, de Elbert van Strien, recurre al dolby surround para conseguir los sustos que un guión de Carrefour no es capaz de generar con ingenio. Si esta película fuese española, dudo mucho que hubiera el más mínimo interés en verla.


Y para cerrar una larguísima jornada, Burro, de Antonio Nuic, la clásica historia de reunión familiar para saldar cuentas pendientes, esta vez con la guerra de los Balcanes por medio. Como en el cine español, en el que siempre salen los mismos actores, aquí tenemos al taxista de La mujer con la nariz rota. Y eso es todo.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Sevilla Festival de Cine Europeo


Harisma, de Christina Ioakeimidi, es una historia de chico busca chica en la Atenas de hoy. Aparte de la incoherencia del personaje femenino principal hacia el final de la película y de cierta decadencia narrativa hacia convenciones de culebrón, esta simplona película griega nos remite en su final fantástico a la añorada Andalucía, de Alain Gomis, pero sin la coherencia (y mucho menos profundidad narrativa) que contenía.


La desaparición de Giulia, de Christoph Schaub, es como una película francesa pero en alemán de Suiza: todo el rato hablando, un larguísimo coloquio a propósito de la vejez contado a base de planos medios y primeros. Esta planificación estrecha y abusiva no es más que la consecuencia de la corrupción y decadencia del idioma cinematográfico que, como el latín, puede considerarse una lengua muerta. Esta plaga de películas atiborradas de planos tan cercanos no es más que la muestra indiscutible de la incapacidad de los "autores" de comunicarse por medio de imágenes, recurriendo a un formato de plano que irónicamente anula la imagen para dar preponderancia a la palabra.


Puesto que se trata de un documental, El viaje de Jane no debería figurar en esta crónica-crítica, pero no me resisto a hacer un comentario pues flaco favor parece hacerle a la popular estudiosa de los chimpancés, especialmente cuando la Jolie se pone estupenda y habla de la frustración que le causa el horror de Darfur. Y es que aparece la Goodall con su proyecto humanitario, Raices y brotes, como esa clase de hombre blanco paternalista y de buenas intenciones que repartiera panecillos a los negritos para tranquilidad de su conciencia y pasmo admirativo (y retributivo) de sus congéneres (blancos y anglosajones, of course), como si los monos y los negros le causaran la misma compasión y empatía. Antes que contestar a preguntas, el documental las plantea, situando a la Goodall en el disparadero de la hipocresía y la frivolidad.


Para rematar el cuadro Bad family, de Aleksi Salmenperä, de la que sin duda nuestra corresponsal en Helsinki nos daría jugosos detalles. A mí, humildemente, me ha parecido que, tal como se está desarrollando el festival, es de lo menos malo que hemos visto; aseada en la narración, atenta a los personajes, con alguna debilidad estructural y original en el planteamiento argumental. Y esto ya es suficiente.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Sevilla Festival de Cine Europeo


Conforme avanza el festival, mayor es el desánimo que nos intoxica. La jornada empezaba con Sinestesia, de Erik Bernasconi, vidas cruzadas alrededor de un accidente de moto. Sospecho que se trata de tres cortos entrelazados, con tres historias distintas hábilmente urdidas. En cualquier caso, poca cosa ha de resaltarse de esta irrelevante película.


Si ayer hablaba de ñoñería, hoy tengo que añadir el adjetivo bizarro al sustantivo. He aquí, agárrense, la historia de un "nota" que da vueltas alrededor del Camp Nou (para los no iniciados, estadio de fútbol del equipo principal de Barcelona) para atraer la suerte sobre el club blaugrana. En el fondo, rezuma una historia íntima sobre relaciones paternofiliales. Johan Primero, de Johan Kramer es sencilla, con hechuras de cortometraje no del todo profesional, y puede incluso llegar a emocionar cuando el protagonista, por fin, se baja del coche.


La mujer con la nariz rota, de Srdjan Koljevic, es otra historia más de vidas cruzadas, esta vez con el pretexto de una mujer que intenta suicidarse y deja un bebé en el taxi de un bosnio. Para ser serbia, está bastante mejor contada que aquellas chapuzas croatas que nos coló el festival en los últimos años. Por ser serbia, hace de la casualidad su mejor baza narrativa y de las trampas y licencias su marca de fábrica, planteando unos personajes, entre los que destaca el taxista bosnio en un par de simpáticas réplicas, de esos que podemos encontrarnos en el Carrefour, que diría Manolo Matji.


Para finalizar otro aciago día festivalero, una bonita y pomposa tontería holandesa sobre emigrantes, con estupendos flashbacks y todos los tópicos de las historias de este pelaje: Bride flight, de Ben Sombogaart, quien repite con su siguiente película, La tormenta, en un par de días. La aparición inicial de Rutger Hauer es sólo un espejismo; lo que viene a continuación es más ñoñería y clembuterol.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Sevilla Festival de Cine Europeo


Por la mañana en el Lope de Vega llegaba la hora de La aviadora de Kazbek, de Ineke Smits. Un grupo de georgianos llegan a una isla holandesa ocupada por el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Una ñoñería.


Tres temporadas en el infierno, de Tomás Masín. La peripecia vital de una especie de poeta en la posguerra checoslovaca. Tedioso desfile de primeros planos e insufribles convencionalismos.


De dioses y hombres, de Xavier Beauvois. La aparición de un grupo terrorista hará tambalear las convicciones de un grupo de monjes de un monasterio del Atlas argelino. El peso de una estructura sobrecargada es el mayor problema de esta película francesa. Especialmente inoportuno me han parecido el epílogo y el colofón a continuación de una poderosa escena con música de Tchaikovski en el que el uso del primer plano, ahora sí, obedece a cuestiones narrativas y no estéticas, y que podría haber culminado la historia perfectamente. Buscando la razón de este desequilibrio estructural pensé en una brújula; cuando el guión establece una dirección, en este caso, la disyuntiva en la que se ve inmerso el grupo monacal, establece también una orientación, es decir, un destino, por lo que el espectador puede anticiparse a los acontecimientos, lo que convierte en inútil o retórica toda información nueva pues ya se ha previsto. Mientras la película está contando la rutina vital de los monjes, su relación con los habitantes de la región y poco a poco se encamina hacia el conflicto provocado por los grupos terroristas islamistas la dirección está por conocer y todo lo que sabemos es lo que se nos muestra, exclusivamente. Así, la historia se va recargando progresivamente y el tempo se ralentiza, dando como resultado un aspecto aburrido.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Sevilla Festival de Cine Europeo


Abrimos jornada con Robert Mitchum está muerto, de Olivier Babinet y Fred Kihn, una road movie en la que un actor (una especie de Vincent Gallo) y su extravagante agente se dirigen al Círculo Polar Ártico para reunirse con un mítico cineasta. Como mínimo curiosa y deudora de los presupuestos estéticos de, por ejemplo, Jim Jarmusch, se deja ver con entusiasmo en momentos concretos y una sonrisa la mayor parte del tiempo.


Tercera estrella, de Hattie Dalton. Cuatro amigos organizan una excursión para cumplir la última voluntad de uno de ellos, afectado por un cáncer en proceso terminal. Sobria en su estructura y fiel a las convenciones de este género de argumento, sólo hay que destacar el tono de la historia, lleno de humor y, es de agradecer, contención en los inevitables momentos emotivos.


También de amistad, pero entre adolescentes, y de cómo afecta la muerte de uno de ellos a los otros dos versa Shocking blue, de Mark de Cloe. El director holandés nos aturulla, como ya hiciera su compatriota Mijke de Jong hace un par de años con la nefasta La hermana de Katia en este mismo festival, con una planificación borracha de primeros planos y un guión lleno de contradicciones y vericuetos tramposos.


Rancio, típico, hilarante incluso es este culebrón danés cuya capacidad de estímulo e interés se circunscribe al título, que lo dice todo: La mujer que soñó con un hombre, de Per Fly. Y para rematar el despropósito, al final resulta que, en efecto, todo ha sido un sueño... una pesadilla, diría yo.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Sevilla Festival de Cine Europeo

Primera jornada del festival. En esta ocasión he preferido centrarme en el cine, que para eso se supone que este acontecimiento es cinematográfico, e ignorar la impostura y falsa pompa de la alfombra roja.


Así, he inaugurado el festival con Upperdog, de Sara Johnsen, una historia de vidas entrecruzadas y múltiples puntos de vista sobre dos hermanos adoptados que se reencuentran y un soldado con remordimientos. Interesante según la inclinación personal hacia uno u otro argumento, contiene escenas de verdadera energía, aunque los cambios de tono y la mezcla de géneros, así como cierto convencionalismo en el desarrollo de las tramas empobrecen el resultado.
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Besa, de Srdjan Karanovic, transcurre durante el año y medio inicial de la Primera Guerra Mundial en Serbia, cuando el director de una escuela debe alistarse y deja a su mujer al cuidado de un albanés interpretado notablemente por Miki Manojlovic. Narración de aspecto crudo y endeble al principio, hay que destacar sin embargo el tempo in crescendo del guión para contar con minuciosidad el establecimiento y desarrollo de la relación entre el lacónico albanés y la hermosa eslovena, deparando un par de momentos notables.
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Con Ondine, de Neal Jordan, cierro esta primera jornada. A priori, la historia de un pescador, a la sazón Colin Farrell, que encuentra en la red de su barco a una mujer puede resultar estimulante. Aún más cuando la hija de dicho pescador aparece como un potente personaje. Annie, la niña, proyecta sobre la mujer un halo mítico, hasta creer que Ondine, así se llama la mujer "pescada" podría tratarse de una auténtica sirena, pero Jordan termina por destruir la verosimilitud que a duras penas ha ido construyendo y concluye el guión como un juego de trampas y licencias mal justificadas.