miércoles, 10 de noviembre de 2010

Sevilla Festival de Cine Europeo


Mamma Gogó, de Fridrik Thor Fridriksson, es una simpática comedia islandesa con comentarios ingeniosos acerca del cine que pronto deriva hacia un sentimentalismo convencional cuando la protagonista sufre los primeros síntomas del Alzheimer, perdiendo mucho del interés despertado en los primeros minutos.


La chica eslovena, de Damjan Kozole, vuelve sobre el asunto de la prostitución con la peripecia de una estudiante que saca provecho de sus aptitudes físicas para costearse la universidad. Aunque el dibujo de la protagonista está perfectamente delineado, la película languidece apenas nos anticipamos a lo que, en efecto, termina siendo una historia previsible, tediosa y hueca.


La tormenta, de Ben Sombogaart, es una más de las muchas tonterías holandesas que el festival nos ha colado bajo el humorístico epígrafe de "Wild tulips" (tulipanes silvestres o salvajes, que ya hay que tener la cara dura para tal ironía). Superproducción sobre una inundación en los años 50 que no contiene el más mínimo interés cinematográfico.


Hemos tenido que esperar al final del festival para encontrarnos con una película con el suficiente estímulo estético y artístico como para olvidarnos del tedio y el desánimo -por un momento-. La tentación de San Toni, de Veiko Ounpuu, tiene los mejores primeros quince o veinte minutos de lo que hemos visto hasta ahora. Cierto es que conforme avanza y se acumulan las referencias literarias y cinéfilas, el simbolismo y las metáforas se amontonan en una masa confusa y acaso ininteligible, de la que sobresalen sin embargo poderosos destellos de poesía visual. Es una de esas rarezas inclasificables que si bien admiten difícilmente un segundo visionado, dejan una primera impresión indeleble.

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