jueves, 27 de enero de 2011

También la lluvia, de Icíar Bollaín


Los personajes son lisos (es decir, convencionales o típicos), la planificación es por momentos confusa y la puesta en escena carece de ritmo, por muy intensos y gritones que se pongan "Malamadre" y el "charolastra". Así se puede resumir, sin entrar en honduras (perdón por el chiste "colombino"), esta mediocre película que empieza con una poderosa escena en la que el personaje de Elejalde, acaso lo más interesante del reparto, escenifica la lectura del guión. Se establece una apetitosa idea que, por desgracia, no se desarrolla. Y es que, mientras la película va y viene del lado ficticio al lado fílmico, de la historia que van a rodar los personajes a la historia que ruedan los actores en un juego de correspondencias y reflejos, uno vislumbra con cierto entusiasmo, engendrado en la escena ya reseñada, los sabrosos derroteros de revisión histórica y referencias paralelas a la actualidad que plantea, pero ay, el interés se pierde precozmente ante un previsible giro resuelto dentro de los parámetros del "cine social" más convencional y flácido, con paupérrimos toques de género negro, y que comete la simple y facilona falta de superponer, de forma que se amalgamen y confundan en una sola, las conquistas de expolio de la Corona Española de hace quinientos años y la de las multinacionales contemporáneas, para ofrecer como triste y tedioso resultado una pieza más cercana al panfleto político que a la obra artística.

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