sábado, 25 de junio de 2011


Bajo el enfermizo afán de mantenerme al tanto de la cartelera y en inútil búsqueda de un tesoro escondido me sumerjo en "el pantano de la tontería en busca del sapo de la luz", citando de forma incorrecta a Sheldon Cooper. Así, estos días me he puesto las botas de goma y me he enfrentado en combate desigual a Arthur y la guerra de los mundos, de Luc Besson, una muy imaginativa y por momentos entretenida fábula que a mentes inferiores como las infantiles puede hacer algo de gracia.


Diario de Greg 2: la ley de Rodrick, de David Bowers, en comparación con la primera parte, es una decepción. Si la película matriz (de lo que parece una saga antes de que al dichoso Greg le salgan pelos y granos) tenía cierta energía narrativa y un ramillete de personajes secundarios simpáticos esta continuación es, en todos los aspectos, de un nivel tal que podría adecuarse a los parámetros estéticos del cine español.

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