lunes, 13 de junio de 2011
Insidious, de James Wan
Con la sutileza de un martillo, el director deja bien claro desde el principio que se trata de una película "de miedo". Las letras rojas, la música (incombustible) y todos los detalles convencionales se atropellan los unos a los otros en una historieta que carece de coherencia interna y que se parece (demasiado) a Poltergeist. Un experimento interesante es ver la película sin sonido; los sustos no consiguen ningún efecto y las máscaras y "travestismos" resultan hilarantes. En el fondo, el cine de terror no es más que comedia con efectos THX a toda pastilla.
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