miércoles, 31 de agosto de 2011

El anfitrión perfecto, de Nick Tomnay


Cuando la narración, ya sea de manera explícita o implícita, no sabe contestar a la pregunta ¿por qué el personaje A sabe exactamente que el personaje B hará lo que el personaje A espera? estamos ante un guión tramposo. La tendencia acrobática de esta historieta, amplificación de un cortometraje de hace nueve años, a retorcer cada vez más el hilo sólo es sostenible si el guionista se vale de trampas, vericuetos ilegales e indecentes casualidades.

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