martes, 16 de agosto de 2011

La boda de mi mejor amiga, de Paul Feig

No es casual que la estructura de la película tenga ese aspecto de rosario de números cómicos, algunos de ellos susceptibles de recibir un severo tratamiento en el Avid (mencionar la moviola me parece un anacronismo de mal gusto), pues las dos guionistas, a la sazón la protagonista y la mujer histérica del avión, proceden de prestigiosos espectáculos televisivos. Así, cuando los diálogos son ingeniosos, especialmente en los primeros minutos y como presentación de los personajes, la historia es llevadera y divertida, pero pronto el guión se ampara en la comodidad de los cauces convencionales del género, resultando una comedia más o menos entretenida pero tópica.

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