martes, 30 de agosto de 2011

Superhermano, de Birger Larsen


Hay una diferencia evidente entre la precisión de manufactura del cine estadounidense y la anárquica artesanía del cine europeo convencional o comercial, y no es sólo la cantidad de dinero. Los factores de producción de una película ajenos a las diferencias de presupuesto están en el guión y en el montaje, básicamente, donde se establece el tono, la verosimilitud, la construcción de los personajes o la coherencia interna. Dejados de la mano de Dios estos elementos, no extraña que la puesta en escena y el tempo, el ritmo de la narración, resulten un artefacto amorfo, estrambótico a veces y con malolientes protuberancias como esta tontería danesa que desperdicia una idea simpática.

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