domingo, 16 de octubre de 2011

Cuatro leones, de Christopher Morris


Tan graciosa como una bomba en un tren con destino Atocha. El tono se vuelve oscuro y sórdido en cuanto el argumento va penetrando las inquietantes intenciones de la trama. Campos de entrenamiento de terroristas, elaboración de explosivos, elección de objetivos... la película cuenta, agazapada tras la hojarasca del género de comedia y amparada en clichés, el proceso "creativo" de un atentado cuyos protagonistas son unos patanes fanáticos que además cuentan con el apoyo, igualmente fanatizados (no hay más que escuchar al niño) de su familia, elemento dramático (en el sentido narrativo) que no sabe aprovechar el guionista. Diríase que en Inglaterra, observando el tratamiento ligero e indecente del director, no conocen qué es eso del terrorismo.

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