miércoles, 2 de noviembre de 2011

Mientras duermes, de Jaume Balagueró


Se observan varias taras. La primera, que además parece consustancial al cine español, es la combinación de diálogos del Carrefour, es decir, líneas prestadas de películas estadounidenses que convierten el aspecto oral de la película en una especie de aburrido mostrador de cacharros, junto a la incapacidad del guionista de hacer que esos diálogos no parezcan un prospecto o un mapa de carreteras que anticipan o explicitan las acciones y sus causas. La segunda afecta a la naturalidad del guión, es decir, la evidente manipulación del guionista para que las cosas sucedan en conveniencia a sus intenciones y no porque haya una secuencia plausible entre la acción, la consecuencia de esta y la subsiguiente reacción, lo que nos lleva a la tercera; la inverosimilitud general ejemplificada en el arbitrario y caprichoso desarrollo de los personajes, especialmente del protagonista. En definitiva, cine español en estado puro, esa clase de cine que se parece a una incubadora por dar amparo a guiones prematuros, amorfos, aparatosos, superficiales, primeras versiones de trabajos no pulidos ni redondeados cuyo desarrollo se parece más al monstruo de Frankenstein que a un ser, como diría Whitman, "plenamente dotado".

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