sábado, 19 de noviembre de 2011

Verbo, de Eduardo Chapero-Jackson


Por un lado están los clichés del "género", la inevitable, al parecer, costumbre de reproducir expresiones propias de películas estadounidenses, la pobre construcción de los personajes, la triste puesta en escena y el tono solemne por momentos ridículo, algún que otro exabrupto y una historia casi insustancial, y por otro lado está la meritoria voluntad de hacer una película fantástica en España. Sin embargo, en el fondo, la película adolece de una tara inherente al cine patrio; la incapacidad de escribir un guión que recoja precisamente el desarrollo de una idea. Tal defecto lleva, en este caso, a entender no sólo con dificultad lo que ocurre y por qué, sino a encontrarnos con muros de inverosimilitud imposible de franquear, ajenos a los recursos que el guionista, propietario de una visión clara y total de la historia, reserva en su cabeza pero que ha sido incapaz, por una u otra razón, de la incompetencia a un hondo e hilarante ego de auteur, de plasmar en el papel y finalmente en la película.

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