lunes, 9 de enero de 2012

El topo, de Tomas Alfredson


Insoportable tostón de espías y otras especies rancias cuyo misterio se resuelve con un videoclip de flash backs y Gary Oldman poniendo cara de pensar... mucho. Asqueado ante tal demostración de ineptitud narrativa sólo queda el insuficiente alivio de declarar la muerte del entretenimiento audiovisual, llamado con bastante humor "séptimo arte", y resistir a duras penas la tentación de no volver a pisar una sala de cine en lo que resta de existencia.

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